Al hablar del medio ambiente y de la necesidad de ahorro energético, así como de la conveniencia de la utilización de energías alternativas por el bien del futuro, tanto el nuestro como el de los que nos sucederán, en la mayoría de los casos lo hacemos en base los inputs que nos han llegado desordenadamente en estos últimos tiempos.

Los movimientos ciudadanos primero, y después las Administraciones, han alertado de la necesidad de un cambio de modelo en el consumo de la energía y de respeto al medio ambiente. En una frase: Es necesario que, en el futuro, lo que hacemos sea medioambientalmente sostenible.

En este cambio de modelo cabe todo: solar, en sus diversas modalidades, biotérmica, geotérmica, eólica, gas, carbón, biomasa, electricidad, fuel etc.

Cabe todo porque cada una de estas modalidades defienden su espacio, y cada una de ellas ha hecho grandes avances en la utilización práctica de la energía suministrada con el fin de posicionarse adecuadamente por los nuevos retos. Defienden por tanto, legítimamente, su cuota de mercado.

Cuota de mercado que no sólo defienden las grandes compañías suministradoras de energía, sino que están involucrados los intereses, también legítimos, de tantas y tantas otras empresas fabricantes de equipos y mecanismos, de ingeniería y diseño de instalaciones.